martes, 5 de abril de 2016

DESAFIOIA POR MARCOS CIDRAS

Después de que el año pasado no pudiera participar en esta prueba por haber competido el día anterior, me quedé con las ganas y este año la anoté en el calendario.
Domingo 3 abril, día de mi cumpleaños, Sara y yo nos vamos hacia Oia. El día estaba frío, con lluvia y viento. Llegamos temprano y aún no hay mucha gente, pero al poco van apareciendo corredores y entre ellos un buen grupo de algunos muy rápidos, Antonio Liebanas, Raúl Mantilla, Dani Corvo, Estivel, Iván Pimentel y un largo etc, muchos gallos para un solo gallinero.


La salida puntual a las 10 a.m., cuesta arriba por asfalto y a un ritmo suave, algo raro la verdad, normalmente se sale a fuego. En el km 2 aparece la primera petada fuerte y el grupo se rompe y quedan seis corredores turnándose en la cabeza. Subida dura en la que tenemos que usar las manos, luego zona corrible entre llanear y bajar, muy paralela al pueblo hasta una bajada más chula con piedras sueltas que nos lleva hacia el primer avituallamiento. Un vasito de agua y ahora nos toca una subida larga no muy pendiente pero continua, con piedras ,agua y barro y unas bonitas vistas que el tiempo nos permite disfrutar.


Subida por zona de rocas mojadas llenas de musgo, hacemos cima y comenzamos a descender entre árboles y nos llevan hacia un lodazal por el que bajamos corriendo a buen ritmo. Más valía llevar las zapas bien atadas o corrías el riesgo de dejarlas atrás. Así llegamos a la zona del río donde nos tenían preparado un bonito trazado, y donde con ayuda de alguna cuerda cruzábamos rocas enormes y pozas, donde por gentileza de la organización había un par de flotadores por si te apetecía un chapuzón jajaja…, y continuamos hasta otro de los platos fuertes, subida corta pero intensa, unos 200 mts. con un 45% de desnivel. Volvemos a bajar casi hasta el pueblo repostamos en el avituallamiento del km 17, allí tuvo que abandonar nuestro compañero Dani Corvo por una lesión ( una pena no poder continuar con este grande), subimos un poco y llegamos a la “muerte”. Un cortafuegos de unos 800 mts. de piedras sueltas que creías que no terminaba nunca, pero al terminar te tenían una sorpresita preparada, otra subida de piedras sueltas parecida a la anterior pero más corta que acaba con las pocas fuerzas que te quedaban. A partir de ahí, bajada de 4 km. hacia el Monasterio para cruzar la línea de meta.

El balizaje casi perfecto, apenas tuve que parar un par de veces para buscar alguna señal y eso viniendo de mi es mucho jeje.. El recibimiento en meta muy bueno y la organización puso todo de su parte, en todos los cruces protección civil y ambulancias y la gente que tuvo que abandonar en seguida era evacuada hacia meta.
Una carrera que vale la pena.

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