domingo, 15 de mayo de 2016

Picos de Europa, el Trail. Crónica de una lesión - por Dani Seoane

Domingo 15 mayo, 5:30 a.m.
Me despierto como cada día, es una mecánica y es tan buena hora como otra cualquiera para "parir" una crónica, y llevado por el miedo a Laura y su látigo, o por el respeto a todas las horas que ella dedica a hacerlo para nosotros, o por las dos cosas, aquí me veo (en una mesita de una casa rural que muy buenos recuerdos me trae del trail del año pasado) delante de un papel que me dejó uno de esos dos trocitos de mí que me acompañan últimamente en casi todas las horas que no estoy trabajando y que son como dos satélites... como el Sol y la Luna, siempre dando vueltas alrededor mía y, su vez, yo alrededor de ellas. Ahí están, dormidas, puedo verlas....

Las bibliotecas están llenas de libros de viajes físicos que esconden a su vez un viaje interior del autor y que cada uno moldea o interpreta según lo que le haya tocado vivir...pues bien, esto es un homenaje a todas esas plumas...con doble o triple sentido, o tantos sentidos e interpretaciones como personas que vayan a leerla...

El viernes de tarde llegamos a recoger los dorsales al pabellón de Benia de Onís en tres grupos, con cambios de nombres y trapalladas de esas que hacen los Coutadas y de una manera anárquica.


Nos retiramos a Ambasaguas. la casa rural donde tenemos 3 casitas alquiladas, y cada uno prepara su cena en un ambiente familiar, y como en todas las familias hay de todo... Marcos tropezando con todo...perdido... Marga por el medio como una chincheta con la punta para arriba, Sara "berregando" y todos arreando ya ironías y "zascas"... y, como no, algún ministro con las manos en los bolsillos, con suerte con una cervecita en la mano y esperando a mesa puesta. En la cena del sábado se repetiría la escena pero a lo bestia... y una cojonuda sobremesa, llena de risas que se puede resumir con la frase "cada loco con su tema". Es como una terapia de grupo..te sumerges en la compañía y olvidas el estrés de la vida diaria.


Ya por la mañana nos vamos de la casa en dos grupos, los que corren el Ultra  y salen a las 7:00, y los del Trail, Iago, María y yo... 33km según la organización, 35,5km según mi GPS, y 80 según mi cuerpecito...y que cada uno interprete :)


Yo afronto la salida con incertidumbre, llevo 7 meses con una lesión compleja que aburre hasta a las ovejas y es la primera `prueba en la que participo después de un cambio en mi manera de entrenar. Ojalá me deje al menos terminar y acompañar a María hasta el final, que es la primera vez que se enfrenta a esta distancia y está nerviosa perdida... no sé si darle un abrazo o dos sopapos, para ayudarle a relajarse. Iago sale también con nosotros y a las 9:15 suena AC/DC y Pum!, al monte.

11 km de subida bastante sostenida, con algún pequeño descanso de bajada que afrontamos trotando, caminando y descansando en algunos tapones que se forman. Salimos en el grupo de los más rezagados con la idea de reservarnos, tantear y darlo "todo" al final (y vaya si terminaría dándolo "todo"). A Iago y María hay que ir dándoles para atrás, que a veces se olvidan de que falta mucho, y sobre todo María no va cómoda en ese ritmo tan reservón. Yo conozco la zona, y no hacen más que preguntarme "qué viene ahora, cómo es el terreno, cuánto falta" y yo les voy respondiendo que tranquilos, que falta esto o lo otro, aunque a veces no tengo ni puta idea pero me lo invento...hay que acabarla!!  
Pasan los kilómetros entre risas y anécdotas con las vacas, algún corredor que llama a la familia y me entrometo en la conversación con su mujer, robarle el móvil a algún policía, bromear con los voluntarios y joder a los que nos animan. Lo típico de un trail...
 

 


El terreno está tremendamente embarrado, y hacia arriba perdemos mucho agarre, y hacia abajo se vuelve peligroso. Antes de llegar al alto en la zona de los lagos, nos encontramos con Sara y Rosalía animando... benditas sean!
Cruzamos el primer lago y una mina abandonada preciosa. El paisaje hace rato que es precioso, de postal. En el siguiente lago vemos a Gonzalo, escagarriao perdido, y su familia, con mis dos satélites animando y haciéndonos unas fotos...abrazos, besos y a seguir!

Hacemos la última parada larga  en el avituallamiento de los Lagos de Covadonga, disfrutando de la compañía del Sr. José, Rosalía, Sara y mis satélites. Nos dicen que llevamos como 10 chicas solamente delante, y vamos a por el siguiente objetivo: que María haga un buen puesto. Vamos con fuerzas reservadas, la lesión sólo "molesta" un poco y queda un terreno técnico de bajada, y con muuucho barro. Iago se queda atrás, las bajadas tan sucias no le favorecen, y ya no le veríamos hasta la meta. Cambio el chip y empiezo una nueva carrera, para María también. 

La dejo que vaya marcando el ritmo y no la freno en absoluto. En cuanto ve unas faldas delante pierde la cordura y baja como una loca (como muchos otros...) Tomo el único gel que llevaba, con un poco de cafeína y me da esa chispa que empezaba a perder. Vamos hablando e intento entretenerla. Contamos las chicas que adelanta, una ,dos, tres, ...ocho... y ya falta poco.

Por momentos nos agobiamos con las posiciones y el cansancio aparece, pero vamos juntos, contamos algunas gracias, hablamos del paisaje y también de otros corredores, nos preguntamos cómo van esas fuerzas, y nos animamos el uno al otro. Somos compañeros de carrera, ocurre muchas veces con las personas que llevas al lado en la vida misma. En el último avituallamiento nos dicen que llevamos delante como 10 chicas, así que el puesto no es tan bueno como creíamos, pero el camino que hicimos sí es muy digno. A falta de 4km María sale antes que yo desde el avituallamiento, y aprovecho una curva donde no la veo para atender una "llamada" importante. Salto un valado y zas, atiendo a la naturaleza. No llevo kleenex como los expertos en cagarrías y no hay hojas guapas, así que no me queda otra que darle el fin más indigno que puede tener un dorsal!!! Y para no dejar la evidencia de quién hizo aquello, dejo un número del dorsal, el nombre y la bandera de Galicia sin  usar, cosa que agradecería más adelante. 

Sigo camino y veo a mi compañera en lo alto de un cerro, miro el reloj y al alcanzar el alto me lleva dos minutos... bajadita, llano y otra subida. Empujo, me esfuerzo, hago todo lo que puedo...me dejo la sangre, la vida y todas las fuerzas para alcanzarla, quiero alcanzarla y acompañarla hasta el final, pero vuelvo a tener otra "llamada", y esta vez más urgente!! Intenté aguantar para pillar a María que va 100metros delante. Y venga a llamar y llamar...a 1km de meta, Tras una curva veo unas ruinas a 10 metros del camino, como puestas ahí para atender la llamada, y no puedo ignorarla más. Ni puerta tenía!!, era la mía. Me estaba diciendo "ven, Dani, ven" y fui.

Ahí agradecí no haber utilizado el dorsal entero...jejeje
Salí de allí completamente "vacío", y pensando durante 1km que a pesar de haberme esforzado y darlo todo no pude entrar en meta con mi compañera, que el final de la carrera no fue como yo había planeado e imaginado, si no como un capricho quiso y como me tocó hacerlo...como la vida misma...
A 200m  de meta un cabrón me hizo un Gómez Noya, en silencio, a lo perro..como es su estilo.
En la alfombra de meta se mezclan las sensaciones del último kilómetro con la alegría y cariño de los Coutadas...y María también... chocar las manos a los niños que la estiran por encima de las vallas.. y mis satélites...



Tiro de buen humor y hago un par de tonterías, como no podía ser menos y al final, la soledad de entrar en meta. Pues así son las carreras, como la vida... esfuerzo, trabajo, alegrías, penas y frustaciones, y todos los finales son el mismo repetido...

Por cierto, las lesiones bien...pensamos ya en el próximo trail, el Caurel, y también en entrenar los tiempos de "paradas técnicas", que perdí 5 minutos y me parece excesivo...
Beto, espero consejos!!


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