jueves, 8 de octubre de 2015

Carrera de los molinos de Samieira... .Respirar como Coutadas por primera vez. - Por Juan


No sé qué tiene de mágico este deporte que cuanto más duro me golpea, más me engancha y empuja a continuar...
El jueves de la semana pasada me pasé por el súper para desear suerte a mi amigo, y ahora ya compañero de equipo, Nandiño. Enseguida me ofreció el dorsal de su mujer para correr la carrera, y algo se activó en mí  automáticamente y mi respuesta fué sí.
El día amenazaba lluvia y viento y lo cumplió. En el coche Nando me ofreció una de las camisetas del equipo, me la puse y fuimos a la salida. El arco se revelaba contra todos los que lo sujetaban, los participantes estábamos todos a refugio bajo los balcones de unas casas, pero igualmente se dio la salida. Me planteé la carrera como todas las que he hecho hasta el momento...con calma y de menos a más.
En la primera vuelta al pueblo iba situado en el grupo de atrás y llegamos a un paseo de madera. Mis zapas, que ya me habían avisado de su desgaste  en Serra d'Arga, confirmaron sus amenazas y empecé a patinar como un descosido, por lo que tuve que parar y hacer un tramo andando.
De ahí salimos al primer tramo de río en subida...continuaba lloviendo y el suelo estaba muy embarrado...mis zapatillas y mi mente habían perdido el control porque en mi interior se había activado algo nuevo y desconocido para mí que me hacía tirar hacia arriba con fuerza a pesar de los resbalones...y de ahí surgieron las dos primeras caídas. ..la carrera se confirmaba muy dura y mis muslos se quejaban de tener que esquivar y, en ocasiones, saltar troncos atravesados en el camino, pero mantuve el ritmo y en un desnivel patiné del todo y me caí arañándome la muñeca contra una pica...la sangre brotó al momento diluyéndose con la lluvia, el escozor era intenso pero despistaba a  mi mente del cansancio.
Salimos del segundo tramo del río y continuamos la ascensión al monte por pistas y cortafuegos...la naturaleza se mostraba grandiosa recordándote lo pequeños que somos y la inmensa fuerza que tiene el viento, doblando los árboles como si fueran palillos, haciéndolos silbar mientras avanzábamos por la pista.
Los cambios de ritmo eran constantes por las deviaciones que había en el camino, tanto subía como bajaba y entonces viví otra de las experiencias nuevas que me regaló esta preciosa prueba...en mi afán por no soltarme del grupo que llevaba delante, me descolgué del que tenía por detrás y por primera vez me vi solo en una prueba, con la única referencia de las picas de madera, así que continué concentrado en ella y apretando hasta que di con el último del grupo de delante. Lo perseguí a través de unos senderos de árboles cerrado que, inmersos en la niebla que nos envolvía, se me antojaban fantasmagóricos. Entre sus aullidos avancé hasta hacer contacto visual con el chico que iba de negro, salimos de allí a una pista y torció a la izquierda, yo le seguí  pero al darme cuenta de que no había ninguna pica en el camino me di cuenta de que me había perdido, así que le grité pero él no me escuchó y continuó hasta que se fundió con la niebla.
 Retrocedí y contacté de nuevo con los cinco chicos del grupo que venía  detrás de mi. Había perdido cinco posiciones, aquello me activó todavía más y a pesar del cansancio apreté en la bajada como Nando y Chema me habían enseñado, sin frenar, al fin y al cabo ya me había caído tantas veces subiendo que nada supondría una más. ..aparqué el miedo y me deslicé entre ellos, recuperando al final del tramo la posición...
Al fin llegamos al tramo de río para hacerlo a la inversa, colgado de un grupo de cuatro por un sendero estrecho y resbaladizo.  Pensé "te puedes caer...está muy embarrado" pero sucedió algo muy curioso y nuevo para mí y me di cuenta de que por primera vez no corría para mí, sino que llevaba la camiseta de un equipo, mi equipo... no podía defraudar a nadie, me sentí en la obligación de al menos intentarlo...aunque me cayera y no lo consiguiera...
Así que seguí detrás de aquel grupo y en la primera ocasión que tuve, porque el sendero se abría un poco, adelante al cuarto chico...los otros tres apretaron el ritmo, se escuchaba la música de la meta...yo me resbalaba continuamente pero me agarraba a lo que podía y continuaba...entonces fue cuando el tercero se paró... no aguantaba el ritmo!...no lo dudé y lo pasé intentando pegarme al segundo...
Salimos por fin del río y entramos en un tramo de asfalto que precedía a otro de adoquines...un cartel nos saludaba "17 kilómetros"..."está hecho!" gritó el que iba de primero...ahora nos lo jugamos todo...y comenzó a esprintar. ..
Las piernas me ardían, nunca había apretado tanto en una carrera pero sentía una fuerza en mi interior que me decía "a por él, no lo dejes!!!" Y comencé a tirar...bajamos "a fuego" por aquella cuesta y conseguí ponerme a la par del segundo, mientras una gran emoción me desbordaba la garganta...apreté los dientes y di todo lo que me quedaba, pasé al primero a unos cinco metros de meta. Cogí la camiseta y, como le había dicho a Nando, la besé. Iba a abrir los brazos y fue cuando sentí que el que iba de primero me estaba sujetando del brazo diciéndome... "pero que haces!!"...
Iba tan ciego que me zafé y entré en meta...
Después de unos segundos de recuperación no lo dudé. Me fui a el DIRECTAMENTE y le pedí perdón y le abracé...El me correspondió y me felicitó diciéndome..."cómo apretabas cabrón!!!
Me sentí genial, me sentí lleno de euforia, parte de algo, sentí por primera vez que respiraba como un Coutadas más.





0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Design by Free blogger Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | GreenGeeks Review